The Sphere, March 1927

jueves, 12 de enero de 2012

Algo azul

En esta ocasión creo que voy a matar dos pájaros de un tiro en este post. Vaya... mira que me había propuesto no utilizar topicazos en mis textos inspirada por mis colegas de la radio y ser una buena periodista, y en la primera línea lo incumplo... En fin, ¡¡prometo mejorar!! ;). El caso es que en esta ocasión voy a volver hablar, por un lado, de joyas y por otro de una tendencia cromática que aunque a mi no me va mucho, yo soy más de colores fuertes y de invierno, creo que la veremos cuando llegue el buen tiempo. Un poco de pastel...

Se trata del color azul celeste y de la gema que mejor lo representa: Aguamarina. Por mi trabajo he leído mucho sobre ella en los últimos días y me ha fascinado. Necesito esta piedra en mi joyero ya, además de la historia genial que he descubierto y que supongo que con lo que os gustan las bodas ya conocéis. Aun así os la cuento. Durante muchos años, esta gema fue un regalo que los novios ofrecían a las novias el día de su boda. Era su manera de afianzar su amor y hacer que su unión fuera duradera. Hoy en día se ha conservado únicamente la tradición de que la novia debe llevar algo azul ese día para que le traiga suerte y en recuerdo de esta tradición. ¡Qué bonito!





Y mientras llegan los calores y las ganas de vestirnos todas de colores alegres y frescos podemos optar por esta piedra montada en anillos XXL Art Déco que son auténticos tesoros, en pendientes largos o en collares muy retro. Las tiaras las dejamos para mejores ocasiones. Además es una joya perfecta para las que tenéis los ojos azules y la piel clarita, por esa razón le fascinaban a la reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII (en cuanto os descuidáis, algo de historia que os meto!!), que tenía un conjunto de aguamarinas de Brasil ESPECTACULAR.

¿Qué os parece? Yo ya estoy ahorrando para unas...

lunes, 9 de enero de 2012

Mi cisne negro

Tranquilos que de momento no tengo ningún lado oscuro que trata de salir a flote ni voy a hablaros de tutús ni de zapatillas de ballet (aunque si os confieso que tengo una vocación de bailarina frustada...). Más bien se trata de hablar de una de mis prendas básicas favoritas: el jersey negro de cuello cisne o cuello vuelto.

No es que me haya dado ahora por él en una especie de homenaje póstumo a Steve Jobs, que me gustan los Mac pero tampoco es eso, es un básico en mi armario desde siempre y creo que se merece un huequito en estas divagaciones mías.

Es una prenda con la que todo son ventajas: es elegante, enmarca el rostro, permite centrar toda la atención del que te mira en los ojos, esconde (si es que las hubiera, que seguro que no...) las posible arrugas... Para las chicas de los años cuarenta y cincuenta que lo lucían hasta dos tallas más pequeñas se convirtió en una buena manera de destacan su encantos sin enseñar más de la cuenta y para los intelectuales de los sesenta acompañado de unos pitillos y zapatos planos en un look negro total que pronto fue una seña de identidad.

Aquí os dejo algunos buenos ejemplos de cómo se luce un jersey de cuello alto negro, seguro que os inspiran. Rubias, morenas, altas, bajas... Yo siempre me quedo con Audrey, así de previsible soy, pero esta vez la sigue muy de cerca Sophia Loren en la película Operación Crossbow de 1965, está perfecta.







No me digáis que no estáis deseando ir a buscar el vuestro al armario, todos tenemos (o deberíamos si me permitís la imposición) tener uno...
No podía estar más de acuerdo con la frase que leí hace poco de David Mamet: "Un cuello cisne en cachemira y color negro es una prenda perfecta".

¡Feliz lunes! Y mucha fuerza para la semana.

miércoles, 4 de enero de 2012

Un poquito de Charleston

Últimamente he leído por ahí que vuelve a cobrar fuerza el estilo de la chica del gangster, ese rollo Bonnie y Clyde, y la verdad es que la propuesta me seduce: falda tubo, cardigan, pañuelo y gorra garçon... creo que es un acierto seguro. Pero hay una tendencia que me gusta todavía más, en realidad nunca parece irse y algunas firmas y actrices del momento parece que la vuelven a rescatar. Se trata de esos vestidos con movimiento de flecos y caída genial, ¡Si, de los locos años veinte! ¡Qué viva el Charleston! Y es que hasta ganas de bailar me dan si me enfundo uno de estos vestidos, son tan bonitos... aunque lo de atracar bancos pistola en mano también me convence...



En fin... que este estilo está ligado a la música y al momento, a un tipo de baile que nació a principios del siglo XX en la ciudad de Charleston, Carolina del Sur. Se popularizó en 1923 gracias a una melodía escrita por el compositor y pianista de jazz James P. Johnson y dos años después no había orquesta de baile que se preciase que no lo hubiera incorporado en su repertorio. Éste fue el salto para que triunfara no sólo en EE.UU. si no para que se convirtiera en una auténtica locura mundial. Fue otro de los símbolos de esa época de despreocupación que se vivió justo antes de la crisis del 29 y de la Segunda Guerra Mundial.


Y creo que con un vestido como éste época años veinte en crep negro con dibujos geométricos formados a base de cuentas de pasta vítrea no me haría falta ni bailar... Se vendió en la sala de subastas Durán en abril de 2003 en 250 euros, pero su precio de salida era de ¡60!. Hoy hubiéramos pagado mucho más...


¡Qué belleza! Nos leemos. =)

lunes, 2 de enero de 2012

El aire de Chanel

Seguimos con las recomendaciones literarias. Esta vez con un texto que también encontré por casualidad hace algún tiempo en La Casa del Libro y me cautivó desde la primera página.



Se trata del último de los libros que Paul Morand escribió aparecido en 1976. Una pequeña joya. Os pongo en antecedentes. El invierno de 1946 en Saint-Moritz, Suiza. Allí se encuentran casualmente Paul Morand y Coco Chanel, dos personajes muy especiales que se conocía ya desde 1921 y compartían amistades tales como Picasso, Jean Cocteau, Stravisky o el matrimonio Sert.
En esta maravillosa estancia y con los problemas de la guerra como marco, Coco irá describiendo sus recuerdos, opiniones y vivencias más personales frente a su amigo quién escuchaba atento y luego los anotaba en la soledad de su cuarto dando como resultado esta bella fábula. Si os gusta la figura de Chanel, no os dejará indiferentes. Y si ya lo habéis leído, darle otra vuelta seguro que todavía quedan cosas que descubrir



El aire de Chanel
Tusquets Editores
168 páginas

¡Feliz lunes! =)