The Sphere, March 1927

domingo, 15 de mayo de 2011

Las esmeraldas de Cannes

Verde que te quiero verde... Manida frasecilla pero según he visto por la alfombra roja últimamente, muy cierta.
Si estábais (como yo, claro) pensando en comprar una joyita de éstas para lucir en ocasiones especiales, cualquiera que tenga una esmeralda engarzada es una buena opción. Como recomiendo cda mes en mis reportajes para compradores indecisos: una inversión segura.


Y es que la esmeralda es la reina de las piedras preciosas y la rareza es su característa principal. Hasta Plinio se atrevió a decir que no había nada más intenso que el color verde de una esmeralda. Y aunque pueda parecer raro en calidades excepcionales, su precio por quilate llega incluso a superar al del diamante. Quién se va a resistirse a una gema portadora de buena suerte, que prolonga la juventud y que además profesa propiedades curativas. Y si tengo que elgir, me quedo con la presencia de unos pendientes largos, sin más adorno que la belleza de las propias piedras como los de Uma o un modelo clásico con diamantes y perillas de Melanie.


La leyenda de la reina Fura Tena cuenta que ésta portaba en la cabeza una corona con incrustaciones de esmeraldas que le llegaban hasta los pies, provocando tal brillo que quien se atreviera a mirarla quedara ciego. Esperemos que eso no nos pase a ninguna de nosotras, ¿Verdad?

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